LA FILOSOFÍA DE LAS PEQUEÑAS COSAS

Las grandes cosas no se hacen sólo impulsivamente, sino a base de muchas pequeñas cosas, encadenadas y reunidas en una sola.

Vincent van Gohg, 1882

En una pintura cada pincelada cuenta. Todo pequeño gesto de nuestra mano se revela en la obra final como las notas de los instrumentos de la orquesta se escuchan al unísono en un acorde.

No es lo mismo actuar por impulsos que actuar por intuición, la intuición exige un entrenamiento, una repetición de gestos de forma que al final los realizamos casi sin pensar. Casi, no es que no pensemos, es que confiamos en nuestra maestría.

Nuestra experiencia nos exime de concentrarnos en el pequeño gesto para mantener la vista en la obra final, para conseguir que ésta sea armónica y cumpla con la idea que teníamos forjada en nuestra mente.

Es difícil y exige disciplina llegar a hacer realidad lo que habíamos proyectado, pero sin visión de conjunto y sin intuición para los detalles nos arriesgamos a construir un palimpsesto de tachaduras formado por impulsos y sus correcciones, siempre como aprendices y nunca como maestros.